Ante las movilizaciones sociales surgidas por las demandas estudiantiles en Chile, y la crisis del propio sistema educativo, queremos expresar nuestro apoyo total al movimiento estudiantil chileno. A las y los estudiantes que desde hace ya varios meses, se encuentran luchando por una educación pública, gratuita y de calidad. Además, denunciando la grave situación que viven las familias chilenas que han tenido que endeudarse con créditos a intereses usureros para poder costear la educación de cientos de miles de jóvenes que se forman en la educación superior.
Consideramos urgente el fin del lucro en la educación en todos sus niveles. Además compartimos la reivindicación de un mayor aporte estatal para las universidades públicas, mediante la nacionalización de los recursos naturales y la necesidad de contar con una educación primaria y secundaria otorgada por el Estado.
Un modelo basado en la competencia entre las instituciones educativas y las personas, contribuye a reproducir las desigualdades existentes en los países del sur. Perpetúa la injusticia con el único propósito de producir mano de obra especializada y barata, en universidades y centros de formación con dudosa regulación en la calidad de sus títulos. Tales centros, todos privados, generan cientos de miles de trabajadores con un incierto futuro laboral. Por lo tanto, compartimos con nuestros compañeros chilenos la necesidad de la regulación estatal del sistema educativo.
Nos solidarizamos con los estudiantes que han sido duramente reprimidos sin contemplaciones por la policía. Consideramos inadmisible la violencia injustificada con la que se ha tratado a las y los manifestantes que pacíficamente han intentado transmitir sus reivindicaciones. En este sentido, nos adherimos a la demanda de una necesaria democratización de las instituciones educativas, necesaria para construir una nueva universidad pública a través de la participación de toda la comunidad educativa.
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